La vida está hecha de búsquedas, de inquietudes, es así que me encontré con una señora que quería reprender su camino en la Iglesia, me pidió ayuda y empezamos a dialogar acogiéndonos, escucharnos e ir descubriendo desde el diálogo, la riqueza de nuestra fe y la experiencia de Jesús desde la humildad de saberse siempre en ruta porque nunca llegamos a conocerle, siempre nos interroga para no quedarnos ancladas en teorías, miedos e ideas.
Él es mucho más. Tengo que decir que estos encuentros me enriquecen porque me hacen profundizar en las razones de por qué soy cristiana y religiosa dominica. Es un descubrimiento para cimentar nuestro ser profundo. Creo que hay muchos adultos que quieren reprender su camino como cristianos, que tienen sed de Dios y de conocer a Jesús y su mensaje. Estas situaciones nos llaman a prepararnos para acompañar a los buscadores de Dios, como Dominicas de la Anunciata, predicadoras de la Palabra.
Por ello como nos decía Santo Domingo, compartamos el fruto de lo contemplado que hemos ido madurando en el estudio, la oración, el silencio y la mirada desde los ojos de Jesús a nuestro mundo. Este Jesús que se entregó por nosotros para que tuviéramos vida en abundancia, y desde su misericordia nos hagamos samaritanos en un mundo herido que necesita el bálsamo de la esperanza y del amor infinito de Dios, Padre-Madre.
Creo que es un signo de nuestro tiempo el deseo de muchas personas que buscan lo transcendental, hay muchas corrientes, pero es responsabilidad nuestra ofrecer el camino del Evangelio. Aquí tenemos una responsabilidad y oportunidad para hacer posible el carisma del Padre Coll, de iluminar toda búsqueda. Estoy contenta por las hermanas que se preparan para acompañar a todas las personas que son buscadores de Dios.
Hna. Luci